Los adultos también fueron en su día adolescentes, lo que ocurre es que ya no se acuerdan. Esa brecha generacional es indispensable para comprender y analizar por qué los diferentes modelos de adolescencia son criticados por la mayor parte de los adultos. ¿Por qué critican tanto a los jóvenes?
Por qué actitudes adolescentes sacan de quicio a los adultos
La adolescencia es un período vital que ha ido transformándose a lo largo de la historia de la humanidad. En estos primeros años del siglo XXI se ha estirado como si fuera un chicle empezando antes que décadas atrás y terminando también más tarde de lo que lo hacía hace 50 años.
Podemos afirmar que la adolescencia se extiende en la actualidad de los 12-14 años a los 18-21, una etapa llena de cambios hormonales, físicos y también psicológicos. Un tiempo en el que se forma el carácter que definirá a los futuros adultos.
Walter Benjamin dedicó varias de sus obras a la infancia y la adolescencia y reflexionó acerca de una idea muy clara: El adolescente vive un presente intacto que no puede entender el adulto con sus obligaciones y su mente puesta siempre en lo que vendrá. La factura que hay que pagar, el trabajo que debe realizar y toda la carga de responsabilidades que lleva a cuestas. No puede disfrutar del ahora, planea y construye pensando en el futuro. Los adolescentes sin embargo…
- No se angustian por lo que vendrá.
- Viven el presente.
- No conocen obligaciones más allá de las inmediatas (estudios y tareas del hogar).
Los puntos de inflexión habituales entre adultos y jóvenes
- Música. Es común al ser humano, creer que la música de tu época es mejor que la de las nuevas generaciones. En realidad, diferentes estilos marcan las épocas y todas tienen sus hits y sus temas de calidad.
- Nuevas tecnologías. La clave está en el uso adecuado, se dijo lo mismo de la televisión, de la radio y de los videojuegos, ahora el problema son los móviles y las redes sociales. En realidad, de todo se puede hacer un buen uso o un mal uso.
- Las tendencias. Cada época tiene un estilo definido de forma de vestir, peinado, maquillaje, etc. Ni mejor, ni peor, pero sí diferente, cosa que es difícil de aceptar por un adulto ya acostumbrado a una tendencia concreta.