La tecnología avanza a pasos de gigante, vivimos en un mundo hiperconectado y el progreso se mide en base al número de aparatos con los que cuentan los hogares de un país. A pesar de todo, los niños siguen siendo niños por muchos avances tecnológicos que haya y de igual forma que acaban jugando con la caja en la que venía el regalo más caro del último día de Reyes Magos, las piscinas de bolas siguen triunfando entre los más pequeños. Te contamos qué las hace tan atractivas.
¿Por qué triunfan las piscinas de bolas?
Parece que han estado siempre entre nosotros, pero las piscinas de bolas son un invento moderno, tienen su origen en Estados Unidos en los años 70 y comenzaron como alternativa a las pequeñas piscinas de agua para que los “peques” pudieran disfrutar dentro de casa sin empapar el salón. Se fueron haciendo populares y pasaron al jardín, de un tamaño mayor y con la principal ventaja de que los padres no tenían que estar pendientes porque son seguras. Y finalmente cadenas de restaurantes como Mc Donalds las incorporaron para atraer al público infantil.
Las piscinas de bolas triunfan porque regresan a la esencia más primaria de los más pequeños. Según diversos estudios los niños disfrutan jugando con otros niños y la mayoría de las veces no necesitan juguetes, tan solo su imaginación. Por eso una piscina de bolas, que “a priori” puede parecer algo muy sencillo, triunfa tanto.
Piscinas de bolas también para adultos
Podría parecer que las piscinas de bolas son algo un tanto infantil, pero está demostrado que gustan tanto a grandes como pequeños. En Londres triunfa GlowyMcGlow, una piscina de bolas en una coctelería que causa furor. Una pista de baile con luces LED fluorescentes y llena de bolas transparentes (250.000 para ser exactos) que se vuelven del color deseado.
Y en 2017, en Australia, conmemoraron su Día Nacional con un mar gigante de bolas de plástico, 1 millón en concreto. Así que parece que las piscinas de bolas sobrevivirán a los avances tecnológicos y siguen triunfando, entre grande y pequeños.